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Editorial

sábado, 20 de junio de 2009



Por Francisca Salas y Gonzalo Oyarzún


La educación ha pasado por diferentes etapas producto de la complejidad del contexto de cada proceso que las sociedades han atravesado a lo largo del siglo XX. Estos diferentes estados han presentado variadas influencias en el sistema educativo, más aún en el proceso de aprendizaje del ser humano. Han variado enormemente las formas de concebir el mundo y la educación desde entonces, hoy estamos viviendo en lo que podríamos llamar “el producto” de estos cambios. Claramente, no estamos en un punto en nuestra historia en el que podemos sentirnos satisfechos con respecto a nuestro sistema educativo, ya que no responde aún a las necesidades de la actual sociedad de cambio.


Al estar formándonos para la práctica docente, hemos logrado adquirir ideas, conceptos e ideales como propios, pues nos han identificado como estudiantes, puesto que somos el resultado de una educación que es todavía muy defectuosa y que lógicamente queremos mejorar.


El rol del maestro, a lo largo del tiempo, también ha cambiado. Hoy, un maestro debe ser una persona coherente, conciente e informada y es respondiendo a esta última necesidad sustancial que consideramos imprescindible reconocer el legado pedagógico de diversas teorías, metodologías y planteamientos surgidos de diferentes situaciones, algunas de las cuales se continúan dando visiblemente en nuestra sociedad y en nuestra educación; como por ejemplo, la estratificación y reproducción social además de la pobreza.


Dentro de los aportes pedagógicos que han marcado diferencias significativas en cuanto al desarrollo de la teoría y práctica de la educación, debemos destacar a autores que han contribuido con la noción que tenemos de Educación; a través de la historia y a raíz de distintos contextos históricos, políticos y sociales, además de distintas concepciones de la educación misma. Hay ciertas nociones que estos autores explicitan que resultan ser relevantes a la hora de armar una idea común con respecto a una escuela mejor para todos.


Comenzamos por mencionar a Jean Jacques Rousseau (1712-1778) quién fue un escritor, filósofo y músico Francés cuyas ideas y concepciones fueron determinantes para su tiempo, durante la revolución francesa. Se caracterizó por ser un pensador radical y revolucionario cuyas concepciones acerca del ser humano y su libertad causaron gran impacto en la sociedad, impacto que ha afectado hasta nuestros días.


Rousseau expresó una idea que ha sido fundamental para la concepción de la educación que se han ido formando las nuevas generaciones de docentes: “El ser humano es bueno por naturaleza y es la influencia moral de la sociedad la que lo corrompe”. A partir de esto, se extrae la conclusión de que se debe siempre educar apelando a la bondad natural del individuo.


La escuela solía ser un lugar de instrucción, premio y castigo; y el maestro solía ser además el encargado de castigar. Rousseau generó la idea que más tarde cambiaría la perspectiva antigua de que “un niño que se porta mal, lo hace por maldad”. Esto presenta un cambio en cómo el profesor percibe al alumno. La escuela ya no es un lugar donde se castiguen los errores y las malas conductas, sino un lugar donde se promueve la bondad propia de la raza humana y la curiosidad.


Siguiendo la línea de pensamiento de Rousseau y comprobando empíricamente sus ideas, Alexander Sutherland Neill (1883 – 1973) pone en práctica la escuela “Summerhill”. Neill fue un educador escocés considerado progresista, más aún para su época puesto que, a partir de su descontento por el sistema educativo imperante (educación totalitarista basada en el miedo, el odio y la represión) y la influencia de las ideas de Rousseau, el anarquismo y Sigmund Freud, desarrolló su propia “teoría” a la que se le denominó “pedagogía antiautoritaria”. Cabe destacar el hecho de que Neill haya vivido ambas guerras mundiales, ya que esta experiencia lo lleva a reflexionar las consecuencias de una educación totalitaria y, a su vez, plantearse la inminente necesidad de cambiar la sociedad por medio de un revolucionario método de educación completamente distinto al establecido, marcado por la concesión de libertad de decisión y desarrollo autónomo del alumnado, destrucción de la jerarquización institucional y la creencia tenaz en la bondad del individuo. Todos estos planteamientos, posteriormente, serán plasmados en su escuela (“Summerhill”), prueba del concepto de educación sustentada en la libertad y orientada a la felicidad del niño que poseía Neill.


En cuanto al aporte de este autor en el plano pedagógico, se destaca su innovador proyecto “Summerhill”, que refleja el hecho de que no existen métodos uniformes en cuanto a la enseñanza de contenidos y la educación del niño, ya que, contrario a su época, logró transmitir conocimientos y formar al niño sin la utilización de un sistema autoritario.


Otro autor que cabe mencionar por su aporte a la pedagogía es John Dewey (1859 –1952). Dewey fue un filósofo, psicólogo y pedagogo estadounidense que tuvo una gran influencia en el campo pedagógico de su país, en donde plantea el concepto de la escuela como reconstructora del orden social. Dewey ve en la educación una herramienta en la cual convergen todos los procesos de un grupo humano o comunidad organizada, más aún, la sitúa como la instancia en la que se pueden transmitir a las nuevas generaciones los poderes y objetivos que esa sociedad tiene, de manera que asegure su permanencia y su continuo crecimiento. Asimismo, pone énfasis en la educación como una reconstructora de la experiencia, puesto que, según Dewey, debía de ser el espacio capacitador para ampliar, reflexionar y profundizar las experiencias en la vida social, lo que, al mismo tiempo, tenía por fin generar una mejor ciudadanía.


Con respecto a la metodología utilizada, destaca la relevancia que da a los trabajos manuales, los cuales son colocados en el centro mismo de la vida escolar, Dewey potencia el relacionar los aprendizajes escolares con la aplicabilidad cotidiana.


De esta forma, queda explicito el gran aporte a las prácticas pedagógicas de Dewey, quien realiza un exhaustivo trabajo por unir la teoría y la práctica, más aún, por hacer del aprendizaje algo significativo para el niño, vale decir, de utilidad. La práctica docente propuesta por este autor se puede resumir en el "aprender haciendo", ya que orienta la mayoría de los aprendizajes a aplicaciones concretas en donde el alumno, al pensar, analizar y relacionar mientras “hace”, aprende por naturaleza, en otras palabras, por la experiencia del hacer.


La educación es la instancia en que el ser humano adquiere su conocimiento del mundo; es por esto que es igualmente importante saber de que manera procesamos la información entregada a medida que crece y le va dando significación al mundo.

El conductismo fue una de las primeras formas de estudio del comportamiento. Burrhus Frederic Skinner (1904 – 1990), destacado psicólogo estadounidense y símbolo del conductismo, llevó a cabo un exhaustivo estudio de las diversas conductas humanas y la forma en que éstas responden a condicionamientos externos.

Skinner plantea que el ser humano aprende por medio de estímulos externos, es decir, del medio ambiente en el cual se desarrolla. Tanto así, que llega a establecer una interdependencia entre el actuar del hombre y los cambios ocurridos en su ambiente.

El planteamiento más destacado de Skinner fue su teoría del “condicionamiento operante”, en donde al educando se le iba modificando su actuar por medio de “refuerzos” positivos o negativos, que eran una serie de estímulos que al aumentar o disminuir generan variaciones en la probabilidad de determinadas respuestas.

Dentro de sus implicancias en el campo de la pedagogía, tanto en escuelas como en docentes, destaca el uso del condicionamiento operante como método para lograr los objetivos esperados y/o un cambio de actitudes/conductas en los educandos. Del mismo modo, Skinner otorgó las herramientas necesarias para la implementación del “aprendizaje programado” en las escuelas.


Otro autor emblemático de este aspecto del proceso educativo fue Jean Piaget (1896-1980) quien fue un psicólogo, filósofo y biólogo suizo que desarrolló una completa teoría acerca del desarrollo cognitivo de la mente humana. Piaget sostenía que la mente adquiere y significa la información recibida de distintas maneras a lo largo de la etapa de crecimiento y en base a esto da origen a la “Teoría Constructivista del Aprendizaje” que consiste en los procesos de adquisición de conocimiento (asimilación y acomodación) y los “estadios de desarrollo” en que el niño aprende de distintas formas hasta llegar a la adultez.


Un Psicólogo que continuó con esta noción del aprendizaje por “estadios” y desarrolló una teoría constructivista (basándose en la teoría de Piaget) fue Jerome S. Bruner (1915), cuyo aporte a la educación ha sido igualmente significativo, pues creó la “Teoría de la Instrucción”: metodología educativa en la que une la teoría del desarrollo cognitivo de Piaget, que abarca un aspecto fisiológico del aprendizaje humano; con la teoría del “Conocimiento Social” del psicólogo bielorruso Lev Vigotsky quien, por el contrario, aplica la noción de la interacción social como generadora de conocimiento.


Estos autores han contribuido enormemente a la comprensión que se debe tener acerca de los procesos cognitivos y sociales del ser humano como dos grandes aspectos del aprendizaje. Consideramos que estos aspectos, tanto en la escuela y todo lo que ésta involucra como en el entorno familiar, se han de considerar para realizar una práctica educativa que sea efectivamente provechosa para las personas.

Refiriéndonos a los aportes modernos para la escuela de hoy, el autor con el que más se puede relacionar la realidad educativa chilena y latinoamericana, es el educador brasileño Paulo Freire (1921-1997). Los conceptos aportados por este educador son el ingrediente último, pero no menos importante, en lo que consideramos el ideal de educación para el mundo actual. Freire fue el principal exponente de la “Pedagogía de la Liberación”, esto se refiere a la educación como acto liberador del ser humano; pues lo libera de situaciones que, según Freire son “inmorales” para toda persona; como la pobreza, la miseria y el hambre además del abuso por parte de las clases dominantes y el poder económico. Además propone la “Educación Problematizadora”, un modelo educativo que reconoce al hombre y su real proceso educativo considerando el diálogo continuo y respetuoso, no autoritario ni jerarquizado, entre los profesores y los estudiantes. De ahí surge el concepto de “Maestro-estudiante y estudiante-maestro”. Paulo Freire se relacionó directamente con la realidad latinoamericana, tanto en Brasil (en las favelas) como en Chile, donde estuvo exiliado.

Considerando que esta aportación de Freire habla de una realidad mucho más cercana a la nuestra, a diferencia de autores norteamericanos o europeos, creemos de vital importancia incluir sus ideas como parte de un modelo educacional para todos en Chile. Somos aún un país con falencias que mejorar y la mayoría de estos defectos tienen una raíz social y cultural, por ende, es necesario que la educación incluya dentro de sus objetivos el generar conciencia de la propia situación y realidad en las personas.


Consideramos que todos estos aspectos son importantes para poder formar una mejor educación; tomar en cuenta que el contexto, la realidad, las opiniones y talentos de los estudiantes son igual de importantes que creer en ellos y en sus capacidades. Asimismo, la práctica docente se debe caracterizar por un conocimiento cabal de la sociedad en que vivimos, así como por la coherencia y verdadero interés del maestro. Del mismo modo que la innovación en metodologías educativas, aspecto esencial para el óptimo desarrollo de individuos críticos, autónomos y conscientes de su realidad. De esta forma, reconocemos que el rol de la educación ha cambiado, por lo tanto, entendemos como una necesidad imperante que la escuela , especialmente los profesores ,cambien y se adapten a las necesidades de la sociedad posmoderna.


Hemos presentado a grandes rasgos los aportes más influyentes a la pedagogía hechos en el siglo XX y tras leerlos, nos queda claro que definitivamente se puede generar un cambio en la sociedad, en las personas, ser actores principales en la formación de los alumnos; tenemos las herramientas a nuestro alcance y que realizar un cambio depende exclusiva y únicamente de nuestra convicción y perseverancia, si podemos cambiar el mundo, ¿por qué no hacerlo?



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